domingo, 3 de febrero de 2013

LA HISTORIA LEGENDARIA DE ALEJANDRO MAGNO



ORIENTE SEGÚN LA HISTORIA LEGENDARIA DE ALEJANDRO MAGNO: DE LA ANTIGÜEDAD TARDÍA A LA ÉPOCA MEDIEVAL .
MONSTRUOS Y REINOS MARAVILLOSOS
GERARDO ALTAMIRANO
Otros aspectos orientales benéficos que deben resaltarse en la historia legendaria de Alejandro Magno son la riqueza de los monarcas orientales y sus ciudades. En la carta que escribe la reina Candace de Etiopia en respuesta al macedonio –dentro de la obra del Pseudo Calístenes– se describen los lujosos regalos que esta mítica monarca manda como recepción a los griegos. Dice la reina:

"Los embajadores que te hemos enviado, te transportan 100 barras compactas de oro puro, 500 muchachos etíopes, una corona de esmeraldas, con diez hileras labradas de incontables perlas, y 80 cofres de marfil. Además, diferentes especies de animales salvajes de nuestro país: 5 elefantes, 10 panteras domadas, 30 perros comedores de carne humana y 300 colmillos de paquidermos". (158)

Pese a que en el Alexandre no se haga ninguna mención a esta reina –aunque sí a Talestris, la reina de las amazonas (c. 1864-1888)–, cabe decir que dos son los monarcas orientales que, en el texto, eclipsan occidente por la belleza de sus cortes, sus palacios y demás posesiones. De esta manera, en una de las seis écfrasis que contiene el Libro, se habla del carro de Darío que podría ser un eco del carro de Faetón y que, a su vez, representa una imago mundi

Eran en la carreta todos los dios pintados,
e cómo son tres çielos e cómo son poblados
el somero muy claro, lleno de blanqueados,
los otros más de yuso de color más delgado. (c. 863)

O bien, de mayor interés, se habla de los palacios del rey indio, Poro, cuyo jardín se embellece con plantas y flores artificiales, hechas en metales y piedras preciosas. Un espacio que es coronado por el autómata en forma de árbol que, como axis mundi, se encuentra en el centro del vergel:

En medio del enclaustro, lugar tan acabado,
sediá un rico árbol en medio levantado,
nin era mucho gruesso nin era muy delgado,
de oro fino era sotilamente obrado.

Cuantas aves en çielo han bozes acordadas,
que dizen cantos dulces menudas e granadas,
todas en aquel árbol parçién tragitadas,
cad’ un de su natura, en color devisadas. (c.2132-2133)

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