martes, 5 de julio de 2011

de Blanca Garcés de Navarra a Diego López de Haro


Sabemos muy poco de doña Blanca Garcés o de Navarra. Parece que nació en Laguardia, después de 1133, quizás en 1137. Fue hija de García Ramírez el Restaurador, de Pamplona, y de Margarita de L'Aigle. Por parte paterna eran sus abuelos Ramiro Sánchez de Pamplona, nieto, por línea bastarda, del rey don García el de Nájera, y su esposa Cristina Rodríguez, hija de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador.

Su padre y su hermano la utilizaron como baza política para jugársela en los diversos pactos que debieron hacer con los monarcas vecinos.

En 1140, García Ramírez el Restaurador, para neutralizar un peligroso pacto antinavarro de Alfonso VII el Emperador con el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, concierta con Alfonso VII la boda del primogénito de éste, Sancho con su hija doña Blanca, ambos niños de seis y tres años de edad. Menéndez Pidal cree que pensando en estos esponsales y en su descendencia escribió el trovador en el Cantar de Mío Cid: «Oy los reyes d'España sos parientes son» (v. 3724).9

En 1143, Alfonso VII el Emperador recupera Logroño, en poder del Restaurador desde el pacto de Nájera de 1135, y con Nájera lo encomienda a la gobernación de su hijo Sancho. El Restaurador, viudo en 1141, para detener el expansionismo del Emperador, se casa con una hija bastarda de éste, Urraca, en León el 19 de junio de 1144.

Fiel vasallo de el Emperador, después de prestarle ayuda en importantes empresas guerreras, García Ramírez el Restaurador muere el 21 de noviembre de 1150 y es enterrado en Navarra, sin que se hayan celebrado las bodas entre doña Blanca y Sancho

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http://www.bibliotecagonzalodeberceo.com/berceo/antoninoperez/blanca.htm

otra vez HACINAS


Si la leyenda de un Santiago montado en su blanco corcel luchando contra los enemigos musulmanes durante la batalla de Clavijo es conocida por todos y se recoge en muchos de los documentos cronísticos o hagiográficos -de tipo compilatorios- medievales y renacentistas, su intervención milagrosa junto con san Millán durante la batalla de Hacinas en 939 se conoce bastante menos. De hecho, parece cierto que estas dos leyendas conocieron una difusión muy desigual, a pesar de que varios autores, algunos de gran relevancia, pusieron por escrito el milagro de Hacinas. Entre las distintas versiones de esta leyenda, se pueden percibir diferencias relevantes: la primera versión escrita de la misma que se encuentra en un documento meramente administrativo, el famoso Privilegio de los votos de Fernán González poco tiene que ver con la versión del poeta anónimo que pretendía poner en verso la historia del conde castellano. Igualmente las versiones medievales distan bastante de las versiones auriseculares, y el episodio milagroso no viene desarrollado de la misma forma en textos hagiográficos y en tratados... Estas diferencias de tratamiento plantean pues el problema de la transmisión de la leyenda: en concreto, el hecho de que un autor decida contar la leyenda de una forma o de otra, tan como la decisión de callarla por completo, no carece de sentido. Sucede lo mismo con la figura de San Millán. Las diferencias de tratamiento tanto en los textos como en las representaciones iconográficas son reveladoras. Se tratará pues de intentar destacar los mensajes que pretendían transmitir, en un contexto particular, autores y artistas, y poner de realce los diferentes sentidos que querían dar a la leyenda y a la figura del santo riojano. Tratándose de un tema muy relacionado con los fundamentos y las fundaciones míticas de la España católica, podremos comprobar, a través del análisis de algunos textos y representaciones de diverso índole, que lo que está en juego en la transmisión de este episodio es múltiple.

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http://www.bibliotecagonzalodeberceo.com/berceo/linareslidwine/leyendahagiopoliticahacinas.htm