viernes, 31 de octubre de 2008

El viaje en el Camino de Santiago


La viuda de Bath, curtida coleccionista de rutas de peregrinación y de maridos; la inagotable -y suponemos que agotadora- Etheria, los trotamundos y giróvagos de ambos sexos que en los siglos medievales se agenciaban la vida rodando de abadía en castillo y de santuario en hospital, son tipos que no mueren. Los vemos todos los días, confundidos ahora entre la multitud de gente que viaja por necesidad y con un objetivo concreto, pero son los de siempre, los tocados del wanderlust, que ahora encuentran un cauce organizado en los clubs de vacaciones, los programas de la Tercera Edad, las peregrinaciones (o excursiones) a Roma, Lourdes y Fátima y los viajes iniciáticos a Katmandú y al Machu Picchu.
En la Edad Media, la gran mayoría de esta gente circulaba bajo las especies de peregrinos, juglares, buhoneros y mercaderes itinerantes. Son ellos los que han forjado la imagen más tópica del viajero. Pero esta imagen nos disfraza algo el hecho real de que en los caminos podíamos encontrarnos una gama mucho más amplia de representantes de las diversas capas sociales, y que todos ellos tenían su propio estilo y recursos a la hora de desplazarse.
Hoy día, con todas las ayudas, facilidades e información imaginables, hay gente que "sabe" y gente que "no sabe" viajar. En gran medida parece tratarse de una ciencia infusa, de ese instinto que lleva a coger la ropa adecuada, hacer bien una maleta, encontrar los buenos sitios donde comer y hacerse amigo del sobrecargo del barco. Es indudable que en el pasado las personas se dividían ya en esas dos especies, y que unos y otros, los avispados y los torpes, no vacilaban en lanzarse a los caminos, por gusto o por necesidad.

http://www.vallenajerilla.com/berceo/ferreirapriegue/saberviajaredadmedia.htm

Este artículo está enmarcado en la sección "Notas sobre el Camino de Santiago"

lunes, 27 de octubre de 2008

Monasterio de Cañas (La Rioja)


En este monasterio profesó la hija de los fundadores Urraca López de Haro y Ruiz de Castro que llegaría a ser la cuarta abadesa del monasterio (1225-1262). Con esta abadesa se comenzó a contruir la iglesia, la sala capitular y principales dependencias (cocina, cilla, comedor etc). También un hospital en la villa, es por ello que se la conoce como la segunda fundadora del monasterio. Murió a los 92 años, despues de pasar practicamente toda su vida en el monasterio ya que ingresó en él de muy niña junto con su madre, al fallecer su padre. Su cuerpo incorrupto se encuentra en un bello sepulcro en la sala capitular.

http://www.vallenajerilla.com/musica/monasteriocanas.pps

domingo, 12 de octubre de 2008

... echando un bocado


La mañana ha salido húmeda; las cuatro gotas que han caído entorpecen la salida de los vendimiadores en Uruñuela; menos mal que el fuerte viento solano secará con rapidez la parra de nuestras viñas. El agua, además de calar a los vendiamiadores, baja la graduación de la uva y empobrece los vinos.

Hoy es la Pilarica, sin embargo los agricultores no guardan fiesta. La vendimia, después de estar muchos meses mirando al cielo, debe ser rápida. En la plaza, o en la estación de Nájera, muchos jóvenes inmigrantes magrebíes y subsaharianos esperan unas horas de trabajo. Los hay que aún duermen bajo los sauces del Paseo junto al río Najerilla.

Son las 11, buena hora para echar un bocado y aguantar el embite del duro trabajo hasta en mediodía. Es el momento de enderezar los riñones, probar el chorizo con un buen trago de la bota y liar un cigarro, mientras la conversación tercia, como no, sobre las nubes que aparecen sobre Castroviejo...

(la foto es de los años setenta)


En esta dirección se pueden ver algunas fotos antiguas de las tareas de la viña.

sábado, 4 de octubre de 2008

Los caminos medievales y sus precedentes romanos


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Los estudios medievales hispánicos, hecha la salvedad del Camino de Santiago, se han fijado más en los caminantes que en sus caminos. De entre los abundantísimos Congresos, Simposios o reuniones científicas de cualquier tipo celebrados en los últimos años, tan sólo el II Coloquio de Pau, de 1980, abordó directamente la temática caminera a través de "Les Communications dans la Péninsule Ibérique au Moyen-Age" y de las no menos numerosas monografías locales o comarcales, tan sólo Galicia y Guipuzkoa han sido objeto de esfuerzos por desentrañar globalmente su entramado viario medieval. Los puentes medievales, por el contrario, sí han despertado un relativo interés, principalmente de signo arqueológico, pero a falta de estudios globales sobre los sistemas viales a los que pertenecen, nos aparecen todavía como elementos de comunicación exentos en el paisaje. No es extraño así que en las síntesis generales sobre la historia de los caminos peninsulares, los de la Edad Medía queden eclipsados por la indiscutible brillantez de las obras de infraestructura acometidas por los romanos, por una parte, y por la monarquía borbónica, por la otra, reduciéndose su presentación a esos rasgos generales que, sin muchas profundizaciones, vienen repitiéndose década tras décadas.
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