miércoles, 3 de julio de 2013

Reyes caballeros


Reyes caballeros
En las crónicas castellanas y catalanas de los siglos XIV-XV abundan los relatos sobre la armadura de caballeros, celebración de torneos y desafíos en los que, con frecuencia, los reyes son protagonistas -creación de órdenes especiales para distinguir a los caballeros más destacados- ... Ante la imposibilidad de recoger en un artículo de esta naturaleza todos estos hechos, centraremos nuestra atención en Alfonso XI de Castilla, el conde Ramón Berenguer de Barcelona y Pedro el Grande de Aragón.

Alfonso XI, considerado por muchos historiadores como el prototipo de rey enérgico que se opone a la nobleza, es, sin duda, un convencido de la superioridad de la nobleza y dentro de ésta de los caballeros para los que crea una nueva orden en la que sólo se admitiría a los más destacados.

Su coronación solemne coincide con su acceso a la caballería, pues, como dice su Crónica, porque este Rey era muy noble en el su cuerpo, tovo por bien de rescebir la honra de la coronación et otrosí honra de caballería: ca avía voluntat de facer mucho por honrar la corona de sus regnos.

Con su ejemplo arrastra a otros muchos y para todos se organizan fiestas sonadas en Burgos: allí se reciben los mejores paños del norte de Francia, de Flandes, de Inglaterra y de Italia, sin que falten las pieles de armiño; se preparan las espadas con adornos de oro y de plata y se comunica a los ricoshombres, infanzones e hidalgos del reino que el rey quería fazer a los más dellos caballeros et darles guisamiento de todo lo que oviesen menester para sus caballerías.

Y mientras los nobles preparan el viaje a Burgos, el rey acude a Santiago para hacerse armar caballero: como cualquier otro vela las armas en la iglesia compostelana, oye misa, ciñe sus armas y se hace dar el abrazo, la pescozada en el carriello por la imagen del apóstol Santiago que estaba encima del altar.

Armado caballero de esta forma, regresa a Burgos, donde se celebran grandes fiestas en su honor, en las que destacan los torneos y justas de los caballeros; los romeros que pasan en dirección a Santiago son interrogados y los caballeros invitados a combatir con caballos y armas facilitados por el rey; franceses, ingleses, alemanes y gascones compiten con los castellanos, a los que anima y da ejemplo personal el rey en Burgos y en las aldeas próximas, que también participan en la fiesta, pues cuando el Rey quería ir folgar algunas veces a las aldeas... mandaba que... le toviesen puesta la tabla para justar et que toviesen presto guisamiento de armas.

La fiesta de la coronación puede parecer al lector de hoy más próxima al fasto oriental de Las Mil y Una Noches que a la austeridad castellana: el monarca viste paños bordados de oro y plata adobados con aljofar, rubíes, zafiros y esmeraldas, y el caballo que monta tiene los arzones cubiertos de oro, plata y pedrería; de hilo de oro y plata son las faldas et las cuerdas de la siella.

Tras la coronación siguen las fiestas y los consabidos torneos caballerescos y un día más tarde se inicia la gran ceremonia de armar caballeros a 22 ricos hombres y cerca de un centenar de caballeros a los que Alfonso XI recibe en su palacio para comunicarles cómo tenía por bien que otro día rescebiesen del honra et caballería. acompañada de los regalos que el armador ofrece a los aspirantes: paños de oro y seda, espadas ...

Los aspirantes acuden en fila de dos precedidos de un escudero que lleva la espada; el rey está acompañado por sus guardas, tras los que se alinean quienes llevan las armas de estos caballeros noveles, pues la vela se hace sin armas, mientras que, por decisión del rey, la caballería se recibe armado de punta en blanco.

Los caballeros procederán un día más tarde a armar nuevos caballeros. Pedro Fernández armó a trece et dioles paños et armas y lo mismo hicieron Juan Alfonso de Alburquerque, Ruy Pérez Ponce y los demás miembros de la nobleza.

Ya antes de esta caballería múltiple había demostrado Alfonso XI sus condiciones caballerescas al crear la Orden de la Banda para incitar a sus súbditos a usar el menester de caballería; el nombre de la Orden procedía de la banda, ancha como la mano, que adornaba los vestidos de los miembros desde el hombro izquierdo hasta la falda; al recibir la banda el caballero juraba y prometía que guardase todas las cosas de caballería.

Estos caballeros serían los protagonistas de los torneos convocados por el rey para mantener en forma a sus nobles en época de paz faciendo torneos et poniendo tablas redondas et justando; en Valladolid combaten los caballeros de la Banda contra caballeros y. escuderos de la ventura.
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Casco de finales del siglo XV
Este casco tradicionalmente se dice que ha sido el de Abu Abd Allah Muhammad, conocido en Occidente como Boabdil, el último rey nazarí de Granada (r. 1482 a 1483 y nuevamente desde 1487 hasta 1492). Si esto es así, es el único ejemplo conocido de la armadura de todo el periodo nazarí en España (1230-1492). El casco tiene la forma de una celada española típica de finales del siglo XV. Los recortes en los ojos, sin embargo, se inspiraron en los cascos islámicos. La extraordinaria riqueza decorativa, que incluye esmaltes cloisonné y diseños finamente labrados en pan de oro, tiene estrechos paralelismos con otros accesorios nazaríes espada y joyas. El hecho de que el recipiente se ha perforado para adaptarse a los esmaltes y está forrado con planchas remachadas para apoyarlos, sugiere que el casco se ha creado exclusivamente para uso ceremonial.(Metropolitan)

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