miércoles, 23 de enero de 2013

EL LIBRO DE ALEXANDRE - Juan Luis Alborg

El poema refiere —desde su infancia hasta su muerte— la vida de Alejandro Magno, que interrumpe para intercalar variados episodios, como el relato de la guerra de Troya —larga digresión en 1.688 versos—, que cuenta el propio Alejandro a sus capitanes al contemplar las ruinas de la ciudad; el sermón satiricomoral sobre la corrupción de las costumbres72; la descripción de la bajada a los infiernos, etc.

El autor del Libro de Alexandre alardea, decíamos —y la posee, desde luego—, de una copiosa erudición. Aunque a través de compendios y refundiciones, conocía a Homero, a Ovidio, a Quinto Curcio y a gran número de autores —arábigos y cristianos— representativos de la cultura de su época. Las fuentes principales de la obra son dos poemas: uno latinomedieval, el Alexandreis, de Gualterio de Châtillon que sigue a su vez la historia de Quinto Curcio, y otro francés, el Román d'Alexandre, de Lambert le Tort y Alejandro de Bernay o de París73. Pero existen además otras muchas fuentes secundarias de variada procedencia. García Gómez ha estudiado los elementos arábigos incorporados por el poeta español, como el invento que hace Alejandro de la máquina voladora74. Las dos cartas en prosa de Alejandro a su madre que figuran añadidas al final del ms. de Osuna, proceden también probablemente de colecciones arábigas de sentencias o, incluso, de versiones musulmanas de la leyenda alejandrina.

Aludiendo a toda esta vasta erudición acumulada en el poema, decía de él Menéndez y Pelayo que era la obra poética de más aliento entre las del siglo XIII "además de poder considerarse como un repertorio de todo el saber de clerecía, y un alarde de la instrucción verdaderamente enciclopédica de su autor que fue sin duda uno de los hombres más doctos de su tiempo" 75. Raymond S. Willis ha dedicado un minucioso estudio a definir la importancia y significación del Alexandre dentro del mester de clerecía y ha destacado sobre todo la plena conciencia "científica" con que el poeta despliega su saber 76. Para el autor del Alexandre, dice Willis, su mester es mucho más que el mero cuidado de alinear estrofas correctamente construidas; su intención excede al simple propósito de Berceo de hablar al pueblo en román paladino, o a la patriótica y piadosa finalidad del Poema de Fernán González, o a la circunspecta exhibición del Apolonio de servirse de la nueva maestría. En el siglo siguiente, el propio Arcipreste, a pesar de sus reminiscencias clásicas, respira un clima muy distinto, y en el fondo desprecia a los que estudian clerecía y en cabo saben poco; el mismo Canciller en ningún sentido es un clérigo como el del Alexandre. Este poema, en cambio, está construido como un verdadero monumento de erudición; su asunto, en primer lugar, la historia de Alejandro, representa un notable incremento para la literatura erudita en España; el texto está compuesto de acuerdo con los más exigentes cánones de retórica y poética; los elementos decorativos suponen un derroche de todas las ramas del saber, concebidas por el autor como un conjunto científico; el héroe del poema está moldeado por el autor como un arquetipo, no simplemente con las tradicionales virtudes de justicia y valor atribuidas a los reyes, sino como un hombre letrado, diversamente instruido en todas las ciencias por su maestro Aristóteles.
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Hª DE LA LITERATURA ESPAÑOLA
Ed. GREDOS, MADRID, 2ª edición 1970.



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