Pues difícil resulta encontrar otro periodo de la historia peninsular con más mudanzas en lo político, en lo cultural y en lo social. Así, a lo largo de estos cinco siglos, se contabilizan como mínimo dos invasiones generales de la península por parte de gentes externas a la misma, con la subsiguiente destrucción casi absoluta de poderes bien establecidos con anterioridad en todo su ámbito territorial; junto a éstas también se testimonian varios periodos de confusión política, con la aparición de una gran fragmentación territorial en más de tres momentos; frecuente utilización de la diversidad de credo religioso -Arrianismo, Catolicismo e Islamismo-, e incluso cultural y lingüística, para justificar esa fragmentación política; en fin, importantes transformaciones económicas, incluido el mismo tipo de metal de la moneda. Y, sin embargo, a pesar de todo ello al cabo de otros cinco siglos se volvería a establecer una práctica unidad política, y particularmente religiosa y cultural, con la idea de haber conseguido reconquistar la España goda del siglo VII.
La explicación tradicional, y posiblemente su razón fundamental, de esta aparente paradoja ha sido en clave ideológica: lo que se ha quedado en llamar la "idea de reconquista". Pues sinceramente, parece difícil no concluir que el gran motor de ese proceso de reunificación política, y de lo que con toda propiedad se puede llamar la etnogénesis española', fue la idea de reconquista, con la aspiración a conseguir el restablecimiento del anhelado Reino de los Godos, que a su vez se incardinaba en la realidad político-administrativa de las Españas romanas. Y no podemos negar que en ese ideal de reconquista la ideología, la existencia de un imaginario más o menos mítico, fue elemento principalísimo.
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http://www.bibliotecagonzalodeberceo.com/berceo/garciamoreno/espanasiglosVaX.htm
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