domingo, 7 de noviembre de 2010

un rincón riojano medieval


El emplazamiento estratégico de Cellorigo, desde cuya peña se dominan las cuencas bajas del Tirón y el Oja, le mereció el nombre de "Púlpito o balcón de La Rioja". La privilegiada posición de esta cresta rocosa permite poder observar una de las más impresionantes vistas de la zona, y una de las más completas de toda La Rioja, con el valle del Ebro y las cumbres del Sistema Ibérico burgalés y riojano. Esta panorámica es verdaderamente espectacular hacia el sur, con todo el ancho valle del Tirón en medio y la sierra de la Demanda en el horizonte. Hacia el norte se ve la cuenca de Miranda y hacia el este y el oeste, los montes Obarenes.
Ciertamente, desde muchos puntos de la Rioja Alta se puede observar este pueblo con sus peñas, objeto de mitos y leyendas, escenario de grandes hazañas y gestas épicas. Cuenta una leyenda que en los albores de los tiempos, una noche en una de las cimas de los montes Obarenes, un corro de brujas bailaban en akelarre. y por desafiar a todas las fuerzas de la naturaleza, quedaron convertidas en un conjunto de grandes peñas en la cumbre más alta de la serranía. Por eso cada bruja tiene su nombre, que el cristianismo rebautizó convirtiéndolo en el de una santa: santa María, santa Ana...

Sobre el crestón rocoso de Peña Lengua se erigió en los primeros siglos de la reconquista una importante fortaleza que defendía la garganta de Foncea y la hoz de la Morcuera (hoy Ventilla}. Su privilegiado enclave, desde el que se podía otear un vasto horizonte repleto de puntos estratégicos, hizo que jugara un papel decisivo en las primeras luchas contra los musulmanes, y que la quisieran poseer tanto éstos como los cristianos. Probablemente fue erigida en el siglo VIII por los árabes, pero pronto pasó a manos cristianas, concretamente a los Condes de Álava. En el siglo IX fue de nuevo blanco de devastadoras expediciones cordobesas que fracasaron varias veces. Actualmente no queda ningún resto de él en las escarpadas peñas que dominan el pueblo.
De su carácter defensivo sólo se conservan dos torres fuertes medievales plenamente integradas dentro del caserío. Sobre la estructura de dicho castillo, algunos autores (Establès Elduque), han apuntado la posibilidad de que fuera lignea, de madera, en consonancia con las primeras formas de fortificación medieval, pues todavía son visibles entalladuras en la roca. La cumbre presenta un aspecto de nicho artificial que pudo acomodar a una torre de vigilancia.

En las fotografías se pude observar un edificio en ruinas acodado sobre la propia roca, una de las torres fuertes y la torre de la iglesia de San Millán del siglo XV.

Con este preámbulo introducimos el excelente trabajo del Profesor Martínez Sopena, que mantiene plena vigencia y titulado

EL PROCESO DE URBANIZACION DE LA RIOJA ALTA HASTA MEDIADOS DEL SIGLO XIII.

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