miércoles, 17 de marzo de 2010

Agustín Rico Mansilla


Como es lógico, al lado de la música de inspiración religiosa, ha existido siempre una música de carácter profano, que estaba tan extendida y aceptada como aquélla y que no podía faltar en ninguna fiesta, juego o espectáculo. Sin embargo, hubo una diferencia notable: mientras la música religiosa, en especial la litúrgica, fue transcrita por los monjes, la profana sólo se transmitió en forma oral lo que supuso una dificultad poco menos que insuperable para su conocimiento futuro. Sólo se comenzó a comprender a partir del siglo X y pronto se encontraron con creaciones cuya técnica y refinamiento no se explican sin la previa existencia de una larga cadena de antecedentes cuyos eslabones se han perdido (Palau, 1961).

El clero culto no mostró interés en conservar la música profana; por el contrario, se hallaba siempre dispuesto a combatir las manifestaciones de un arte que consideraba subversivo para el poder absoluto de la Iglesia. Un texto del siglo VI calificaba con durísimos términos las canciones amorosas: infames y diabólicas. Existían, pues, estas canciones y, además, los comentaristas eclesiales las consideraban peligrosas para la devoción de los fieles. Pronto, este rechazo frontal iba a evolucionar hacia otra táctica más inteligente: sustituir. Brindar a los fieles cánticos piadosos e himnos sagrados de "carácter popular", en un intento de orientar el interés del pueblo hacia la celebración de los oficios reliqiosos, apartándole de diversiones poco edificantes que abundaban a la sombra de las grandes festividades del año litúrgico. -

Como puede suponerse, la Iglesia tenía la guerra perdida de antemano; era inútil luchar contra algo que trataba irremisiblemente de abrirse paso y alcanzar el reconocimiento de toda la sociedad: un arte musical profano que diera forma y expresión a los grandes temas humanos de carácter extrarreligioso: el amor a la mujer, el heroísmo en el combate, la alegría en el trabajo, la belleza de la naturaleza ...
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http://www.vallenajerilla.com/berceo/arm/musicadeltiempodeberceo.htm

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