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Hoy en euskera “guec ajutu eç dugu”, independientemente del significado que se le atribuya al verbo ajutu, se entiende como que nosotros somos el agente, cuando queda claro por el equivalente latino que su función era P. Estamos, por tanto, ante una construcción desaparecida. Su existencia únicamente era posible si aún no se había formado el valor actual de las construcciones ergativas en las que se entiende el caso marcado como A. Es decir, dado que esta estructura en el siglo X no podía sustentar dos valores (principio de distintividad), debemos deducir de su mera existencia que el caso ergativo con valor A aún no existía.
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