domingo, 23 de octubre de 2011

El Ebro guarda silencio ...


Seguramente mientras José Ramón Monge Ugarte escribía su 'carta' titulada 'Patrimonio cultural' sobre la reciente restauración del complejo medieval de San Vicente, mi teleobjetivo apuntaba a la Sonsierra riojana desde el castillo de Davalillo
Atardecía y el sol atacaba de soslayo San Vicente; lucía la villa una espléndida imagen de su renovado recinto amurallado; cayó el sol y creí ver en lo alto de la torre que se encendía la hoguera mostrando a los de allende el Ebro que San Vicente siempre estaba alerta. Sonaba la campana de la Ermita de Davalillo no sé si a completas o a muerte; en las truncadas y semiderruidas torres del castillo buscaban un dormidero los grajos mientras el azor se enseñoreaba de la torre del homenaje. Ni guardias, ni fogata, sólo espléndidos sillares desperdigados por doquier, tallados por nuestros abuelos allá por el siglo XIII, y que en breve será un recuerdo para nuestros hijos: «Allí hubo un castillo, o una iglesia, o ...».
Es la triste historia de muchos pueblos riojanos (de la provincia de Logroño). Nuestro patriotismo estriba en ponernos un pañuelo al cuello en las fiestas de la patrona y después echarnos a dormir. No es el caso de San Asensio que, al parecer, choca con la propiedad legal y privada del castillo. ¿No hay fórmulas jurídicas para obligar a los propietarios a conservar estos bienes de interés cultural, y en su caso, a su expropiación por interés social si no cumplen? Nuestra Señora de Davalillo descansa ufana en su ermita magníficamente restaurada, mientras su castillo, baluarte y refugio de sus hijos durante cientos de años, dormita en la más absoluta penuria, esperando que los vientos y aguas del norte vayan minando los cimientos de sus murallas.
Evitemos otra tragedia más de nuestro patrimonio riojano.

(Publicado en La Rioja 23.10.2011).

sábado, 8 de octubre de 2011

un dato nuevo sobre Gonzalo de Berceo


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El documento, pues, se encuentra inédito. La fecha es la de 25 de junio de 1212, es decir, menos de un mes anterior a la batalla de las Navas. El lugar de firma, con toda probabilidad, es Laguardia, hoy Álava, pero entonces pertenencia del reino de Navarra. Ello explica las menciones finales del rey Sancho, que es VII el Fuerte. Los testigos son navarros y castellanos entreverados y en buena armonía. Es decir, la colaboración de Navarra y de Castilla en la guerra que se había emprendido se refleja en la retaguardia. Llama la atención que no aparezca ningún personaje de alcurnia (cuya presencia parecería estar exigida por el rango político y militar del donante), sino sólo dos caballeros, posiblemente excluidos, por su juventud, de la leva general para aquella campaña decisiva. En cuanto a la procedencia social de los testigos es la siguiente: cuatro escuderos, tres «jurados», dos caballeros, dos presbíteros, dos alcaldes, un prestamero o becario en estudios eclesiásticos, un «abad», un mazonero o albañil, una bodeguera y un Rodrigo de Agoncillo que desempeña las funciones de alguacil, o algo parecido, pues «metió en esta heredad... al porposto peidro furtado de sant milian» (entendemos la palabra «porposto» como el representante del abad 11).

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http://www.bibliotecagonzalodeberceo.com/berceo/olarte/unnuevodatosobregonzalodeberceo.htm

lunes, 3 de octubre de 2011

El último cuplé y más



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No habían pasado 10 años cuando en Madrid, en 1957 se estrenaba una película musical que iba a armar otra escandalera semejante.
Se trataba de El último cuplé, dirigida por Juan de Orduña y protagonizada por la Sarita Montiel.
El clero volvió a tronar y a lanzar rayos y centellas, pero el éxito fue el que describen estas cifras[3]:
Durante las primeras 38 semanas de proyección en Madrid, se obtuvo una recaudación de 15.000.000 de pts.
La mayor recaudación semanal se dio en la semana séptima, 479.737 pts.
La mayor recaudación en un día festivo fue de 100.000 pts. Y de un laborable, 58.000 pts.
Durante ese tiempo, en España, la película recaudó 50.000.000 de pts.
Cuando la película se proyectó en Nájera, el cura de Manjarrés la volvió a armar, pero como en el caso anterior, fue predicación en desierto y Sarita Montiel se convirtió en la mujer más deseada de la comarca y de España.
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http://www.bibliotecagonzalodeberceo.com/berceo/antoninoperez/cinesociedadposguerra.htm